La alianza terapéutica se da sobre todo en el inicio de la terapia y se caracteriza por la sensación que experimenta el paciente “sobre el apoyo y la ayuda que proporciona el terapeuta como entendedor” (Loborsky, 1976). Podría ser entendida como la sensación de comodidad que experimentan los pacientes al sentirse acogidos.
En fases posteriores del proceso terapéutico la alianza consiste en la sensación de trabajo conjunto hacia la superación de los impedimentos y el malestar del paciente.
Ofrece una nueva perspectiva, haciendo que los clientes experimenten un “insight” o “visión interna” mediante el cual la persona comprende, capta, internaliza una “verdad” revelada. Esto afecta a la conciencia de uno mismo y a su relación con respecto al resto.
Los terapeutas sugieren una estrategia de resolución de problemas , mostrando una nueva forma de actuar o pensar.
Ayuda a clarificar el problema que se presenta en consulta. Ofrece un reflejo claro de éstos y de los sentimientos que de ellos experimenta la persona.
Encuadra la atención del cliente sobre aspectos críticos relacionados con el problema. Apoya una acción o logro por parte de los pacientes. El terapeuta expresa su interés personal y atención.
Saber escuchar es fundamental en terapia. Al escuchar, a) se facilita que los clientes hablen sobre sí mismos y sus problemas y comuniquen información relevante; b) aumentan las probabilidades de comprender mejor al cliente; c) se potencia la relación terapéutica; d) se anima a los clientes a ser más responsables de su proceso de cambio y a ver al terapeuta más como un colaborador que como un experto; y e) es más probable que la intervención terapéutica tenga éxito.